¿Sabías que la primera señal de que alguien tendrá mal de Parkinson es estreñimiento? Y puede aparecer décadas antes de que se le diagnostique Parkinson.
¿Sabías que simplemente con analizar la microbiota de un niño se puede distinguir si tiene autismo o no? La microbiota de niños con autismo es radicalmente distinta que la de los demás niños.
¿Y sabías que más del 20% de las personas que tienen intestino irritable tienen síntomas de depresión?
¿Qué tiene que ver todo eso con las emociones?
Son 3 ejemplos que muestran la conexión que hay entre digestión y cerebro.
Pocas personas conocen esa conexión. Cuando algo no va muy bien con nuestras emociones vamos al terapeuta o quizá al neurólogo, pero no se nos ocurre ir con un gastroenterólogo. Lo mismo cuando un niño tiene dificultades de aprendizaje, cuando un adolescente tiene ansiedad o cuando un adulto mayor está perdiendo la memoria. Consultamos a distintos especialistas, pero no se nos ocurriría revisar el intestino.
En nuestro cuerpo, el cerebro y la digestión están conectados al menos de 3 formas distintas:
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Químicamente
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A través del sistema nervioso
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Y a través de la microbiota
Antes se creía que el cerebro simplemente le mandaba órdenes al intestino (y al resto del cuerpo). Hoy sabemos que el intestino le manda mucho más señales al cerebro de las que recibe de él. El intestino se ha reconocido como nuestro segundo cerebro y tiene más de 100 millones de células nerviosas —es decir, más células nerviosas que la médula espinal.
Desde el intestino se envían señales al cerebro a través de neurotransmisores, hormonas y citoquinas que tienen un impacto significativo en:
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Estado de ánimo
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Pensamientos y decisiones
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Emociones
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Apetito
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Sueño
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Actividad creativa
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Percepciones
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Intuición
Y la ciencia moderna cada vez comprueba con mayor precisión que hay un alto componente digestivo en muchos temas cerebrales y emocionales, por ejemplo:
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Hiperactividad
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Dificultades de aprendizaje
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Autismo y Asperger
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Depresión y ansiedad
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Alzheimer
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Demencia
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Parkinson
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Trastornos emocionales
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Temas de memoria
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Problemas de vista
Todas estas condiciones están aumentando aceleradamente y tienen mucho que ver con la digestión, porque la salud inicia en el tracto digestivo: es uno de nuestros sistemas más esenciales —y es uno de los que más agredimos con nuestro estilo de vida actual, lleno de estrés, químicos tóxicos, azúcares procesadas y comida industrial que no debería llamarse comida.
Dr. Patricia Restrepo comparte que en 2023 por primera vez se llevó a cabo un estudio controlado aleatorizado en el que un grupo de personas con depresión recibieron probióticos como tratamiento. Consiguieron mejorar la diversidad microbiótica y así reducir en gran medida los síntomas de depresión sin utilizar antidepresivos.
Por eso, Dr. Restrepo sostiene que si la microbiota sana fuera un medicamento sería el más vendido de todo el mundo.
Pero no es un medicamento porque no es mercadeable. Una microbiota saludable depende de nuestras acciones diarias, en especial de nuestra alimentación diaria.
Al mejorar la microbiota generalmente mejora también el estado de ánimo —e incluso aumenta el volumen de materia gris en el cerebro. ¿Cuánto vendería un medicamento capaz de aumentar el volumen de materia gris?
Además, la microbiota nos da las sustancias que necesitamos: a la medida, al momento, de acuerdo a nuestra necesidad y a nuestra dosis. Las producen los trillones de bacterias y microorganismos ancestrales que viven en nuestro intestino, es como si nos pagaran una renta por vivir ahí.
A ellos les conviene que estemos bien para que su evolución como especie sea más longeva y efectiva. Y producen sustancias como la serotonina, cuya deficiencia está relacionada con la depresión. También producen o ayudan a producir dopamina, proteínas, enzimas, ácidos grasos y cientos de miles de compuestos más que son cruciales para el buen funcionamiento de todo nuestro cuerpo.
Por eso Dr. Restrepo dice que la microbiota es nuestra farmacia personalizada.
Y por eso si tú o alguien querido tienen cualquier tema emocional o cognitivo como los que mencionamos arriba (memoria, concentración, aprendizaje, ansiedad, depresión, hiperactividad, autismo, Parkinson, temas de vista —o si simplemente quieren emociones en armonía y cerebro ágil), la acción que más les recomendamos es pedir un Programa Kaldos Microbiota.
Con Kaldos Microbiota estás encendiendo la sabiduría de tu propia farmacia.
No tiene letras chiquitas ni efectos secundarios negativos, todos los efectos son positivos.
Los Kaldos de huesos, además, son una de las mejores herramientas que se están utilizando para apoyar a niños en el espectro autista a sanar el recubrimiento intestinal y así mejorar sus síntomas e incluso revertir su diagnóstico (con un tratamiento integral e individualizado).
Y una nota:
Siempre que hay menor diversidad en la microbiota, la persona está en mayor vulnerabilidad.
Si tienes mayor diversidad en la microbiota, eres menos vulnerable: a la contaminación, a contagios, a una sustancia que te untes, a un químico tóxico… o a que se manifieste una condición degenerativa.
Y viceversa: las personas que están en situaciones de mayor vulnerabilidad (como los niños, adultos mayores, adolescentes, mujeres embarazadas, personas con una condición) se benefician grandemente de tener buena diversidad en la microbiota.
¿Qué más se puede hacer?
Además de apoyar la salud de la microbiota con Kaldos, hay mucho que podemos hacer, por ejemplo:
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Acostumbrarnos a diversificar nuestra alimentación. Comprar verduras, hierbas, carnes y frutas distintas, no las mismas todas las semanas. ¿Puedes incluir al menos 35 variedades de alimentos reales en tu comida cada semana? ¿Puedes incluir 40 distintos? Incluyendo verduras, especias, hierbas, raíces, hongos, legumbres, alimentos de origen animal… pero todo orgánico, grass fed, etc.
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Incluir alimentos fermentados y probióticos.
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Mejorar la calidad de nuestra comida, porque con ella estamos alimentando a nuestra microbiota. Comer orgánico y de libre pastoreo siempre que sea posible.
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Pasar más tiempo en la naturaleza, tocar la tierra, el agua, la arena, las plantas. Estar en contacto con la microbiota de la tierra.
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Regular mejor el estrés y dar prioridad a un sueño reparador.
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Observar cómo comemos: ¿con distracciones? ¿a toda velocidad y sin masticar bien? ¿de pie? ¿con enojo, culpa o nerviosismo?
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Cuidar los otros alimentos que le damos a nuestro cerebro: ¿qué tan sanas son mis relaciones? ¿qué pensamientos ocupan mi mente la mayor parte del día? ¿qué leo? ¿qué escucho? ¿qué miro?
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Incluir movimiento constante durante el día.
¿Y qué NO nos conviene hacer?
Como humanidad, algo no estamos haciendo bien en esta época.
Lo sabemos porque están aumentando drásticamente los casos de autismo entre niños, los casos de demencia y Parkinson en adultos mayores, los casos de depresión y ansiedad entre los jóvenes, los problemas de concentración y de vista en todas las edades…
Hace unas décadas eran casos raros, hoy son frecuentes y para 2050 se prevé que aumenten de forma impresionante.
Una clave es:
Todo lo que agreda a nuestro sistema digestivo, agrede a nuestro cerebro.
En especial:
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Comida industrializada, que no debería llamarse comida
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Azúcar procesada
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Azúcares artificiales
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Estrés alto y constante
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Uso irresponsable de antibióticos
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Carne no orgánica, huevo y lácteos no orgánicos, de animales que fueron tratados con antibióticos y otros tóxicos
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Uso excesivo de medicamentos
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Sedentarismo y falta de contacto con la naturaleza
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Alimentos cultivados en suelos pobres en nutrientes, con modificación genética, pesticidas, herbicidas, etc.
Por ejemplo, Dr. Patricia Restrepo nos explica un poco de lo que sucede en nuestro sistema digestivo y en nuestro cerebro al comer un mango versus comer un pastelito industrial:
La alimentación es la forma más básica, fácil y poderosa de mejorar tu salud digestiva, microbiótica, emocional y cerebral.
Apóyate en los Kaldos Keat y en nuestra Komunidad, estamos aquí para ti y para las personas que amas.
Un Keater es alguien que inspira el cambio a su alrededor.
Apoyado en el Método Keat, cada día consigue equilibrar su microbiota, purificar su hígado, descargar su sistema hormonal y reforzar su sistema inmune.
Es alguien que vive sin esfuerzo una vida más plena y siente el deseo de compartir este descubrimiento con las personas que ama.