Las alergias son un tema complejo, pero Dr. Patricia Restrepo comparte un ejemplo que ayuda a comprender.
Imagina que una persona desconocida golpea a tu perro, lo lastima y se va.
Y después otra persona de complexión similar acerca la mano hacia tu perro.. ¿cómo reaccionaría?
Probablemente el perro ataque.
Está en un estado de defensa y de pánico, por lo que no se detiene a comprobar si es la misma persona o no: se parece, así que ataca.
Y si se acerca otra persona que sólo quiere acariciarlo, es probable que también lo ataque.
¿El problema es el perro?
No, el problema son los golpes que recibió.
Y esta es la primera parte del secreto que queremos compartirte hoy. Lo que sucede con nuestro sistema inmune es algo similar.
El sistema inmune es nuestro sistema de protección. Y una alergia es una reacción para defendernos.
Cuando nuestro cuerpo ha estado recibiendo agresiones, empieza a reaccionar ante todo, incluso ante lo que no representa una amenaza real.
Por eso hay personas que tienen alergias a la lechuga, a las fresas, a la piña, al pescado y a alimentos que pueden ser muy saludables.
Está bien si nuestro sistema inmune reacciona ante algo que es realmente tóxico, por ejemplo:
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Pan convencional, hecho con trigo blanqueado, altamente procesado y con pesticidas
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Aromatizantes de ambiente que huelen delicioso pero son cancerígenos (y nuestro sistema inmune lo reconoce)
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Alimentos procesados, llenos de conservadores, saborizantes y tóxicos
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Pescados con metales pesados y forever chemicals (químicos que se quedan en nuestro cuerpo para siempre porque no tenemos forma de eliminarlos)
Si al exponernos a eso tenemos síntomas de alergia, está espectacular porque el cuerpo nos está alertando de que hay algo en el medio ambiente que está agrediendo a nuestra matriz inmunológica.
Al detectar el agresor, se activan las células blancas, leucocitos, neutrófilos y moléculas que ni siquiera podemos medir o nombrar, todo nuestro ejército se activa para defendernos de ese veneno. Esa es una reacción alérgica o una intoxicación, y es una respuesta llena de sabiduría.
Pero si nuestro cuerpo está reaccionando a cosas saludables, como:
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Respirar aire fresco o frío
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Estar al aire libre o en contacto con plantas no venenosas
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Frutas, verduras, alimentos naturales y no contaminados
Entonces significa que nuestro sistema inmune no está regulando bien su respuesta. Está respondiendo como el perrito del ejemplo: ataca todo, incluso a quienes le quieren ayudar. Y esto es una respuesta normal cuando alguien está muy agredido.
Esta es la segunda parte del secreto:
La respuesta no es aislar al perro y evitar que tenga contacto con cualquier humano. La respuesta es evitar que reciba más agresiones y ayudar a su sistema a evaluar cuando algo es realmente peligroso, en lugar de atacar a todos.
De la misma forma, la respuesta para alguien con alergias no es dejar de comer de por vida lechuga, pescado y otros alimentos, ni quedarse encerrado cuando haga frío. La respuesta es dejar de agredir a su cuerpo y ayudarle a su sistema inmune a regularse mejor para que no reaccione exageradamente ante todo, sino sólo a lo que realmente es una amenaza.
Por eso aunque hay fármacos o intervenciones que disminuyen las alergias momentáneamente, si el cuerpo sigue recibiendo agresiones, las alergias y sensibilidades regresan.
Cuando alguien tiene muchas alergias, es muy probable que tenga:
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Un sistema inmune hiperreactivo, agresivo, muy asustado
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Un hígado sobrecargado de toxinas, su capacidad está rebasada
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Una microbiota fuera de balance
¿Cuáles son esas agresiones que está recibiendo nuestro cuerpo y que lo ponen en ese estado de alerta?
Pueden ser agresiones que parecen mínimas, pero suceden todos los días, constantemente:
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Comemos carne y pollo no orgánicos, que están llenos de antibióticos.
Los antibióticos son un ataque directo a nuestra microbiota (flora intestinal), que es el hogar del 70% u 80% de nuestro sistema inmune.
Un antibiótico es como una bomba atómica: destruye todo.
Si alguien sobrevive, está en un estado de pánico severo.
Por eso entre más antibióticos tomemos, más aumenta el riesgo de alergias —y de todo tipo de temas relacionados como el sistema inmune, desde infecciones frecuentes hasta cáncer y condiciones autoinmunes. -
Comemos “alimentos” que no deberían llamarse comida porque en lugar de nutrirnos, nos dañan. Alimentos procesados, de paquetes, comida rápida, grasas sintéticas, comida instantánea, embutidos, botanas, refrescos, bebidas comerciales…
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Usamos antiácidos, antibióticos, anticonceptivos y otros fármacos constantemente, con lo que alteramos el balance de nuestra microbiota y lesionamos nuestros procesos digestivos.
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Comemos granos, verduras, frutas y hierbas no orgánicas, que tienen pesticidas, herbicidas y modificación genética – todo esto afecta a nuestra microbiota y por tanto también lesiona nuestro sistema inmune.
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Respiramos aire contaminado, humo de cigarros, humedad en la casa (moho), aromatizantes, productos con fragancias
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Bebemos agua con contaminantes – metales pesados, forever chemicals, microplásticos, etc.
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Nos untamos en la piel productos con químicos tóxicos: casi todo el maquillaje convencional, cremas, shampoos, pasta de dientes, jabones, perfumes…
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Usamos en casa limpiadores agresivos con fragancias, colorantes y tóxicos – detergente de trastes, de ropa, de pisos, de baño, cloro, desinfectante…
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Nos quedamos atorados en emociones y pensamientos de tensión o agresión. Nuestros pensamientos y emociones también interactúan con nuestro sistema inmune. Si yo estoy reactivo, tenso e irritable constantemente, mi cuerpo estará así también.
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Agredimos a nuestro medio ambiente – con plásticos, basura, malas prácticas de agricultura, contaminación… Mientras más envenenemos a la tierra, más aumentarán los casos de alergias en toda la población.
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Y un largo etcétera.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Hay estrategias que pueden darle calma y paz a tu matriz inmunológica.
(Si tienes alergias severas a algún alimento o un historial de mucha sensibilidad a distintas cosas, por favor escríbenos para conocerte y darte una recomendación.)
OPCIÓN 1: un Tune Up. El mantenimiento que el Tune Up le da a tu cuerpo incluye al sistema inmune. Además reduce tu carga tóxica y alimenta a tu microbiota, con lo que favorece una mejor regulación inmune.
OPCIÓN 2: un ayuno de 3 días con Kaldos Keat. Al ayunar le das un descanso al sistema que está fallando y así permites que se regenere y que se recalibre. Puede ser maravilloso para quienes tienen alergias.
OPCIÓN 3: un programa Kaldos Microbiota. El Kaldo de huesos tiene nutrientes como el colágeno y la glicina, que ayudan a reparar las paredes digestivas y así contribuyen a que la microbiota y el sistema inmune recuperen su balance.
Y la estrategia más importante, por encima de todo:
Quitar todas las agresiones que puedas, que están lastimando a tu cuerpo.
Porque no es muy útil hacer un Tune Up y al terminar volver a agredir a nuestro sistema inmune.
Puedes revisar la lista que incluimos arriba, y enfocarte en mejorar poco a poco:
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La calidad de tus alimentos (todo lo que puedas comprar orgánico, fresco, local, de libre pastoreo, ojalá directo del productor y no en el súper)
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La calidad del aire que respiras (abrir ventanas, evitar aire muy contaminado, pasar más tiempo en la naturaleza, traer plantas a casa)
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La calidad del agua que bebes (conseguir un buen filtro de agua y evitar botellas de plástico)
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La calidad de los productos que te untas o que usas para limpiar
En nuestra Komunidad, cada semana compartimos UN cambio simple que puede ayudarte a reducir tu carga tóxica (y los agresores que recibe tu cuerpo a diario).
Es un challenge gratuito y si lo sigues, en un año habrás quitado al menos 50 agresores (y decenas o cientos de químicos nocivos).
Un Keater sabe identificar los venenos que son cada vez más comunes a su alrededor —y hace todo lo posible para evitar que intoxiquen a su cuerpo.
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