Ya sabemos que hay mucho más microorganismos en nuestra microbiota (sobre todo bacterias) que células humanas en nuestro cuerpo.
Hay estudios que indican que por cada célula humana hay 2 veces más microorganismos; otros dicen que hay hasta 10.
Además, cada uno de ellos tiene ADN con información genética que manda instrucciones a nuestro cuerpo. Tenemos mucho más ADN de estos microorganismos que ADN humano.
Por eso aún no tenemos tan claro cómo se relacionan estos trillones de seres microscópicos con cada uno de los procesos de nuestro cuerpo. Por ejemplo, tienen un efecto directo en nuestro estado de ánimo y nuestro desempeño cerebral, pues alrededor del 90% de la serotonina (llamada “la hormona de la felicidad”) y otros neurotransmisores se produce en el sistema gastrointestinal.
¿Qué tienen que ver la microbiota y la digestión con las defensas?
Alrededor del 70% de las células inmunes viven en el sistema gastrointestinal y mantienen una relación muy estrecha con la microbiota.
Por ejemplo:
- Hay células en el recubrimiento del intestino que constantemente están excretando cantidades enormes de anticuerpos en el mismo.
- Cuando los microorganismos consumen fibra prebiótica se producen ácidos grasos de cadena corta, que ayudan a regular y optimizar el sistema inmune.
- Muchas infecciones y enfermedades están relacionadas con un cambio en la microbiota, ya sea que proliferen o desaparezcan ciertas especies o que disminuya drásticamente su diversidad:
- Hay especies de bacterias que causan inflamación en el cuerpo y que están más presentes en personas mayores. La inflamación crónica y sistémica es una de las raíces del envejecimiento y de muchas enfermedades (infartos, diabetes, problemas cognitivos, cáncer, etc.)
- Con la edad disminuye la diversidad de la microbiota, lo cual nos hace más vulnerables a enfermedades e infecciones.
¿Cómo saber si tu microbiota y tu digestión necesitan apoyo?
Los síntomas de una mala digestión pueden incluir dolor de estómago, gases, hinchazón después de comer, estreñimiento o diarrea.
Pero en muchos casos, un problema digestivo o de la microbiota se muestra con síntomas que no parecen digestivos, como éstos:
- Ansiedad o depresión
- Problemas hormonales
- Fatiga
- Problemas en la piel (acné, eczema, rosácea, etc.)
- Caída de cabello
- Dolor de articulaciones
- Antojos insaciables
- Alergias
¿Cómo regenerar tu sistema digestivo para subir tus defensas?
Con solo 3 días de cambiar tu alimentación se pueden notar mejoras significativas en la composición de la microbiota.
Y cada 2 o 3 semanas se renueva por completo el recubrimiento del intestino (que es una capa delgadísima, su grosor es de una sola célula y su superficie mide alrededor de 300 metros cuadrados).
Por supuesto, aunque se empiezan a sentir mejoras muy rápido, sanar el sistema digestivo suele tomar más tiempo, en especial si tienes alguna de estas condiciones: infecciones virales, nivel alto de azúcar en la sangre, fatiga adrenal, intestino irritable, tiroiditis, lupus, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, artritis, cándida, intestino permeable, inflamación crónica o alergias alimenticias.
En cambio, si tomaste un antibiótico en los últimos 6 años, es probable que tu microbiota aún muestre las secuelas: menos diversidad y menos organismos benéficos.
Para regenerar tu sistema digestivo es muy útil seguir estas 4 “R”. Nuestros programas Keat están diseñados para ayudarte a conseguirlo:
- Retirar
Lo primero es retirar todo lo que afecta al sistema digestivo: infecciones, irritantes, alimentos inflamatorios como gluten, lácteos de vaca, maíz, soya y azúcar, toda la comida procesada, endulzantes sintéticos y grasas artificiales. También es recomendable reducir el alcohol (pues provoca desbalances en la microbiota), reducir el estrés y remojar o fermentar las legumbres.
- Reemplazar
Hay que reemplazar con todo lo que apoya la digestión y la absorción de nutrientes para que las enzimas digestivas y los ácidos digestivos funcionen de manera óptima.
- Reinocular
Incluir probióticos es esencial para recuperar el balance de bacterias buenas (como alimentos fermentados o suplementos de excelente calidad) . Además hay que incluir prebióticos o comida rica en fibra (como las verduras), pues sirve como alimento para las bacterias buenas.
- Reparar
El último paso es aportar la materia prima que el sistema digestivo necesita para reparar sus tejidos. Para esto son excelentes la gelatina de colágeno y los aminoácidos que contienen nuestros caldos de huesos, además de la abundancia de nutrientes que contienen todas las verduras, frutas, carnes, pescados, hierbas y especias que te enviamos. Por eso es muy importante que los ingredientes sean realmente orgánicos, pues así no contienen toxinas dañinas y sí vienen de suelos muy ricos en nutrientes.
Apoyar tu sistema gástrico y tu microbiota con estas estrategias es la forma más completa de lograr un sistema inmune eficiente y listo para protegerte.
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