Hay un dicho en Navarra: “Cuando alguien está enfermo, sólo necesita caldos y quietud.”
Nuestras abuelitas estarían de acuerdo: su remedio unánime para los días de enfermedad es tomar caldito.
No cualquier caldo, sino un Kaldo de huesos Keat (acá te contamos cuál es la diferencia).
El caldo de huesos es quizá el primer superalimento que crearon nuestros antepasados. Forma parte de las tradiciones médicas más antiguas de todo el mundo y se ha utilizado durante miles de años para mantener sanos a quienes ya están sanos, y para ayudar a sanar a quienes están enfermos.
Si lo combinamos con descanso profundo y apapacho, tenemos una fórmula maestra para apoyar al sistema inmune.
Y tiene respaldo científico.
¿Por qué conviene tomar Kaldo si estás enfermo?
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Primero, porque usualmente el apetito disminuye cuando nos enfermamos.
Es una respuesta inteligente de nuestro organismo.
Nuestro cuerpo prefiere dedicar su energía a combatir la enfermedad en lugar de dedicarla a digerir más comida. La digestión es una serie de procesos que requieren enormes cantidades de energía.
Si tenemos poco apetito, es aún más importante elegir lo que sí vamos a comer.
El Kaldo tiene 2 ventajas aquí: tiene altos niveles de vitaminas, proteínas y minerales, y están en la forma más fácil de digerir.
El esfuerzo digestivo que tiene que hacer el cuerpo es mínimo, porque los ingredientes están cocidos, vienen licuados con el Kaldo y provienen de alimentos que no sobrecargan la digestión.
Al mismo tiempo, hidrata profundamente el organismo por su contenido de electrolitos.
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La segunda razón por la que tomar un Kaldo ayuda cuando estás enfermo es que apoya el sistema inmune.
El Kaldo contiene aminoácidos (como la arginina) y minerales (como selenio, calcio, zinc y magnesio) que se necesitan para que las defensas funcionen adecuadamente. También estimulan la producción de células inmunes.
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La tercera razón es que el Kaldo tiene componentes que ayudan a reducir la inflamación, como el colágeno, la glicina y la glucosamina.
Entre menos inflamación, mejor funcionan las defensas.
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Y una cuarta razón (¡muy importante!) es que el Kaldo de huesos es rico en gelatina de colágeno.
Cuando el colágeno que viene de los huesos se cuece, se vuelve gelatinoso. Y esa gelatina ayuda a reparar el recubrimiento de los intestinos. Esto es crucial porque el 80% de nuestro sistema inmune se encuentra ahí y convive estrechamente con nuestra microbiota.
Los Kaldos ayudan a reparar el entorno de nuestras células inmunes y también ayudan a balancear esos trillones de bacterias y microbios que forman nuestra microbiota y que influyen enormemente en la respuesta inmune.
Si la familia completa se contagia de COVID, la familia completa puede tomar Kaldos para sentirse mejor.
Es uno de los pocos alimentos que los niños suelen aceptar cuando están enfermos.
Los va a hacer sentir saciados —y ayuda a reducir antojos de azúcares, dulces o alimentos industriales, que se ha demostrado que reducen la eficacia del sistema inmune durante varias horas después de consumirlos y provocan inflamación sistémica.
Los Kaldos no son una cura milagro ni van a “subir” las defensas en un par de días.
Sin embargo, sí son un excelente apoyo si los tomas:
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Y DESPUÉS de los días más intensos (para favorecer una recuperación completa y ayudar a prevenir secuelas)
En resumen:
El Kaldo de huesos es denso en nutrientes, ayuda a desinflamar, apoya el funcionamiento del sistema inmune, permite que el cuerpo se concentre en combatir la enfermedad, es profundamente hidratante y es apto para chicos y grandes.
Por eso es nuestra mejor recomendación ante el COVID, junto con los hábitos saludables del Método Keat que te ayudan a construir ese sistema inmune activo, joven, que aprende rápido y que se adapta a las nuevas cepas. (Aquí hay una guía breve.)
Quien sabe que la salud es un camino contínuo de plenitud y poder interno.
Por eso, un Keater se enfoca en construir salud todos los días —en lugar de sólo tratar de remediar la enfermedad.
Un Keater tiene prácticas constantes para llevar a su cuerpo a ese estado de vitalidad y armonía: tomar un Kaldo diario, hacer un Tune Up cada mes, seguir los hábitos del Método Keat, ayunar 3 días la primera semana de cada mes y hacer un Reto Keat un par de veces por año.
Y así disfruta de un cuerpo funcional, en confianza, paz y conexión.