Los antojos no son el enemigo.
Aunque te parezca el antojo lo más culposo del planeta, de verdad: no es necesario pelearse con eso.
En todo caso, los antojos son informantes… o hasta delatores, porque pueden revelar cuáles son exactamente los procesos que están alterados en el cuerpo y que están haciéndote sentir que comer una bolsa de papas es un asunto de vida o muerte.
Eso sí, como buenos delatores, pueden entregar el mensaje en clave.
Entonces sólo los puede entender:
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Quien se detenga a escuchar.
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Quien sepa interpretar el mensaje.
Acá hay algunas claves.
Hay 4 situaciones frecuentes detrás de los antojos. Tienen que ver con:
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Bacterias
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Déficit de nutrientes
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Emociones
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Hormonas
La mayor parte de los antojos aparece por una de estas 4 causas.
Las revisamos con un poco más de detalle:
1. Bacterias
Si alguna vez has preparado kombucha, sabes que para alimentar a esas bacterias y hongos se agrega piloncillo. Las bacterias que hacen el yogurt se alimentan de lactosa (el azúcar de la leche) y las que hacen el vinagre de manzana se alimentan de la fructosa de la manzana.*
Cada cepa de bacterias y microorganismos tiene sus alimentos favoritos.
Y una vez que están en el intestino, se encargan de pedir a gritos que les des esos alimentos. Entonces, ese antojo de pastel… probablemente es de tus bacterias, no tuyo.
Y claro, si con frecuencia concedes esos antojos, se multiplican justo las bacterias a las que les encanta el azúcar (o las harinas refinadas, o el glutamato monosódico, o los endulzantes artificiales, etc.) y que están vinculadas con inflamación y con enfermedades.
También funciona al contrario: si en tu intestino hay más familias de bacterias sanas, puedes tener antojo de apio. O de coliflor. O de “algo fresco”, incluso cuando tienes el pastel servido frente a ti.
Las bacterias también pueden hacer que se te antojen los alimentos que debilitan a su competencia, pueden crear recompensas para reforzar esos antojos —por ejemplo, sensaciones de placer al comerlos y de ansiedad al rechazarlos— y hasta pueden alterar tu sentido del gusto para favorecer ciertos sabores por encima de otros.
*Las bacterias de la kombucha, el yogurt casero y el vinagre de manzana pueden ser muy saludables para tu intestino. Y el alimento estrella para reparar el intestino y nutrir la microbiota saludable (esa que hace que se te antoje el apio) es: Kaldo Keat.
2. Déficit de nutrientes
A veces los antojos revelan deficiencias muy específicas.
Algunas muy comunes son:
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Deficiencia de minerales
Una de las más comunes es la deficiencia de magnesio. Nuestras verduras deberían estar repletas de minerales, pero cada vez son más pobres por las malas prácticas de agricultura (monocultivos, uso de químicos, devastación de la tierra, etc.) -
Deficiencia de grasas
Muchas personas siguen teniendo fobia de las grasas. Pero nuestro cerebro está hecho primordialmente de grasa, y si no le damos grasas saludables, las va a exigir —no sólo con antojos, sino con dificultad para concentrarse, fallas de memoria, fatiga, trastornos de ánimo… -
Deficiencia de proteína
Y de un espectro completo, no sólo carne magra. Hay proteínas y nutrientes distintos en todas las partes de los animales: huesos, tejido conectivo, órganos…
Para ayudar con estas deficiencias: Kaldos, Kaldos, Kaldos.
Pídelos acá:
3. Emociones
Todos somos comedores emocionales.
No se trata de desvincular la comida de las emociones —no somos máquinas.
Se trata de vivirlo con más conciencia.
Hay necesidades esenciales que a veces olvidamos… y que nuestro cuerpo se encarga de recordarnos. Por ejemplo:
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Necesidad de contacto humano y cariño —de 4 a 12 abrazos diarios, dicen
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Necesidad de juego, diversión —sí, también los adultos
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Necesidad de sentir desafío, novedad, aventura —¿esos antojos a media semana laboral?
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Necesidad de sentirnos seguros y en calma —¿antojo de vino después de un día estresante?
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Necesidad de sentir placer
Y sí, estas necesidades pueden aparecer en forma de antojos.
Aquí no hay forma de darle vuelta. Se necesita paciencia e introspección. ¿Qué es lo que tengo ganas de sentir al comer tal o cual cosa? ¿Qué es lo que realmente estoy necesitando? ¿De qué otras formas puedo sentir eso, además de la comida?
4. Hormonas
Algunos de los antojos más urgentes se deben a hormonas desreguladas. Ejemplos:
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INSULINA — cada vez que comemos, aumenta la insulina (en especial al comer azúcares, carbohidratos simples, etc.) Cuando está desregulada, provoca aumento de peso en la cintura y antojos.
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LEPTINA — cuando alguien no se llena con nada, probablemente tiene un desbalance de leptina.
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GRELINA — estimula el apetito.
Y entonces, ¿qué hacer?
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Bebe agua y sal a caminar, aunque sea 5 minutos.
Y aprovecha la pausa para preguntarte:
¿Tengo hambre realmente?
¿Qué está pasando emocionalmente conmigo?
¿Qué está necesitando mi cuerpo?
¿Cuándo fue la última vez que me divertí / moví mi cuerpo / sentí placer o relajación? -
Incluye Kaldos en tu rutina diaria.
Ayudan a atender varios de los mecanismos de arriba:-
Que tengas más bacterias sanas en tu microbiota
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Aportar minerales, grasas y proteínas que tu cuerpo sí reconoce
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Promover sensaciones de calma y relajación
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Favorecer la regulación hormonal
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Haz un Reto Keat.
Probablemente tienes “willpower fatigue” —es decir: fatiga de la fuerza de voluntad.
Por eso no se trata de que te propongas comer extra saludable e ignorar esos antojos a toda costa.
Van a ganar los antojos, tarde o temprano. Porque vienen de la bioquímica de tu cuerpo (recuerda: bacterias, nutrientes, emociones, hormonas).
Lo que se necesita es lo que preserva la fuerza de voluntad:-
Hábitos.
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Un sistema de apoyo.
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Y cambiar tu bioquímica.
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Puedes recibir los 3 con un Reto Keat.
Cuando desayunas, comes y cenas alimentos Keat, formas hábitos. Es más fácil dejar de comprar esas papitas de la tarde si tienes a la mano un snack sano ya preparado.
Tienes un sistema de apoyo: Monitor Keat, Komunidad, guías. No depende todo de ti. Y hacemos gran parte del trabajo por ti: seleccionar los mejores ingredientes, combinarlos, prepararlos…
Y todo está diseñado para cambiar esos procesos hormonales, cubrir deficiencias de nutrientes, regular tu microbiota y apoyar cada uno de tus órganos. Tu bioquímica cambia velozmente. Tú sólo tienes que comer.
Apúntate al Reto Keat aquí: